Tradicionalmente se ha reconocido como superdotada a aquella persona que obtenía, en los tests de inteligencia, una puntuación igual a superior a un valor, que se denomina Cociente (o Coeficiente) Intelectual (abreviadamente CI). No ha existido consenso entre los expertos que defienden los modelos más tradicionales de superdotación acerca del valor del CI a partir del cual se considera a un sujeto como superdotado (sea niño o adulto). Hay una opinión mayoritaria que apuntan al valor CI=130 como punto de corte, tal y como ha sido definido por la Organización Mundial de la Salud. Hay quien eleva el listón al CI=140, y hay finalmente otros que lo bajan al CI=120 o incluso al CI=116, siempre que se den determinadas circunstancias.
Sin embargo, esta concepción de la superdotación basada en el CI ha quedado obsoleta desde el punto de vista de las teorías más actuales sobre la naturaleza de la inteligencia humana, y precisa una redefinición mucho más exacta.
En efecto, y en palabras de Tourón, Peralta y Repáraz (1998) "la idea de la superdotación como un rasgo simple, innato, no cambiante, ha sido eclipsada por una noción multidimensional y sujeta a un desarrollo y cambio. El foco de atención se ha desplazado, según Treffinger y Feldhusen (1996), a las aptitudes específicas y las capacidades que surgen en áreas particulares del talento. Es mucho más valioso y útil reconocer los puntos fuertes de un talento específico (manifiesto o emergente), que simplemente afirmar que un niño es un superdotado".
Bajo mi punto de vista creo que hay muchos otros factores que influyen a la hora de clasificar a un niño como superdotado que el número obtenido en el cociente intelectual.
Bajo mi punto de vista creo que hay muchos otros factores que influyen a la hora de clasificar a un niño como superdotado que el número obtenido en el cociente intelectual.
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